Prende dos velas y pone música de fondo. Se sienta sobre la alfombra azul, cierra los ojos y se deja caer sobre el piso del salón. Afuera empieza a oscurecer. Se acuerda del verano pasado y sonríe. Se para, busca una caja de crayones de colores y dos hojas, y se pone a escribir.
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