miércoles, 6 de junio de 2012

DIVINA REVELACION


Sin querer ser irrespetuosa, cuando escucho el término « de Cristo encarnado », me viene a la mente la imagen de un Jesús reclinado en la butaca de un Beauty Room, con las piernas estiradas, la cabeza apoyada sobre las palmas de sus manos, y una podóloga abrochada a las puntas de sus pies.

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