jueves, 8 de noviembre de 2012

Dreams, Dreams, Dreams...


Rêve numéro 1:
 Acabamos de adoptar una nena de color (violeta no era, eh?) de unos dos o tres años. Está sobre una cama y nos dice que por favor no hagamos lo mismo que la familia de Estados Unidos (¿?), que se la llevó  unos días y la volvió a dejar en el Instituto, y que el Instituto es muy feo y ella no quiere volver. Yo me acerco y le digo que no se preocupe, que siempre se va a quedar con nosotros, etc. Mientras tanto, mi concubino nos mira de lejos con cara de estar pensando “¿cuando joropo habré dicho que yo quería adoptar un niño…?”. De repente, la nena baja las piernitas de la cama, las apoya en el suelo y, al incorporarse, ya no tiene dos o tres  años sino más bien 23 o 24, y sigue diciendo que por favor la dejemos quedarse siempre con nosotros. En ese momento soy yo la que mira de lejos y piensa –pero no dice nada, “ah no, pero no es esto lo que yo quería...” mientras mi concubino se acerca, le acaricia la nariz (¿?) y le dice que no se preocupe, que nosotros nunca la vamos a dejar (¿?).
 Rêve numéro 2:
 Estamos en Pompeya (¿?) esperando a mi amigo embajador, que tarda en llegar. Finalmente aparece, saluda, presenta a su mujer (que habla un español formidable) y a sus hijas, y pide que lo disculpemos porque ya va a tener que retirarse (¿?). Ante mi desconcierto, abre un maletín, saca un casco de moto y se lo pone en la cabeza. El siguiente es el diálogo que sigue a esta escena:

- Guela (mi amigo se llama Guela), ¿viniste con tu mujer y con las nenas hasta Pompeya, en moto y por autopista?? (No sé por qué pero, en mi sueño, para llegar a Pompeya había que pasar indefectiblemente por alguna autopista).

- No, no vine en moto, vinimos en auto.

- …

- …

- … ¿Y el casco entonces…?

- El casco es para manejar en auto. En esta ciudad son todos muy imprudentes.


Fin de la noche cerebral.