lunes, 30 de enero de 2012

PALANCA DE CAMBIOS

Estoy bloguísticamente bloqueada. Estreñimiento mental, escasez de ideas, no sé. Cuando vivía en París estaba constantemente buscando temas para colgar del blog. Todo me inspiraba para sacar fotos y escribir y, escribir, me hacía sentir más cerca de Argentina. Después volví a Buenos Aires, las cosas se fueron reubicando, mi vida se fue armando acá y ahora me cuesta volver a apropiarme de este espacio que antes necesitaba de manera imperiosa. Leo los Blogs que tengo en el “catálogo” todos los días y, si bien casi no dejo comentarios, disfruto del hecho de hacerlo.
Como soy una persona bastante ensalada, voy a tratar de no imponerme un orden para contar mis historias. A lo mejor, así, me animo a emprender la vuelta (la vuelta a los episodios escribilicios, se entiende); qué se yo.
Podríamos empezar con un balance. O mejor con una lista de proyectos, o de recuerdos, o mejor todo junto (decidite). Bueno, mejor con un balance.
Bien. Balance, dos puntos. Veamos. Volví a la Argentina hace exactamente dos años y cinco meses (¿y con eso qué?). Conseguí un trabajo (que no me gusta/pero que me permitió recuperar independencia) y un concubino que me permitió recuperar (un poco) la fe en el mundo parejístico emocional (ah, la eterna representante del escepticismo…). Aunque no venga al caso, para ser precisos, ese no fue el orden de las cosas. Primero vino la vuelta, sí. Y después la aparición del futuro concubino y después el trabajo y, con eso, la independencia y, entonces sí, el futuro se convirtió en actual.
Convivencia, dos puntos. No, mejor eso lo dejamos para más adelante. Y entonces, ¿qué? ¿Recuerdos, proyectos, anécdotas, miedos, obsesiones, lista de paranoias?
Y, así, otra vez, quedamos en punto muerto.
Bueno, no quisiera tener que justificarme pero, por lo menos, moví el auto un poquito; por lo menos avancé una cuadra (¿o podría considerarse que di la vuelta manzana?). Lo dejo en la vereda, sin meterlo en el garaje. Así en cualquier momento me subo de vuelta y sigo un poco más. A ver a dónde llego, si llego.
Pequeño paréntesis: qué feo, para una palanca de cambios, que exista una posición que se llame “punto muerto”, ¿no? A mí, personalmente, me suena un poco a pájaro de mal agüero, sobre todo teniendo en cuenta el aumento de la mortalidad en los accidentes de ruta. Debería llamarse Punto de suspensión, o Punto de espera, digo, no sé…
Y otra cosita, ¿por qué la manzana se llama manzana? No me refiero a la fruta sino al cuadrado contenido por la delimitación de cuatro cuadras. ¿Alguna relación con algo en particular? Yo no la veo.
Para terminar, y haciendo una clara referencia al todo en general pero a esta última parte del post en particular, la palabra manzana me hace pensar en frutas; la palabra frutas me hace pensar en ensalada y, la palabra ensalada me recuerda lo poco metódica que suele ser mi cabeza para seleccionar y ordenar las imágenes que se le van cruzando.

Pasarela de modas en temporada alta de desfiles. Caleidoscopio mental. ¿Y el antídoto para cuándo? Abajo el telón, por favor. Que así sea.